El otro día conocí a alguien que me hizo replantearme las cuestiones del amor.
No porque me hubiera enamorado repentinamente o estuviera perdiendo una porción de lucidez, sino porque esa olvidada sensación de timidez adolescente había reaparecido, casi cuando la creía perdida.
Nos encontramos en el parque, fuimos hasta su casa. Nos acomodamos en la cama, me termine el pucho, y el se puso a armar un porro. - Querés? Fumamos, mirando videos de Eminem, ahogandonos en la tristeza de sus letras y la locura de los videos. Terminamos, y nos hundimos en ese colchon, a mirar la Naranja Mecanica.
5.40, hora de irme. Me puso feliz el hecho de que no queria que me valla.
Y acá estoy..
No hay comentarios:
Publicar un comentario