Mucho se habla y se nos enseña sobre el amor.
Desde que somos muy muy pequeñuelos, si tenemos suerte, conocemos el amor de la familia, del hogar y más adelante el amor de la amistad.
El amor no es algo desconocido para ninguno de nosotros, hasta el ser más repugnante y la escoria más escoria horripilante de este mundo alguna vez fueron amados, o amaron.
Pero existe otro tipo de amor, uno que es más complicado de encontrar, el amor que te da esa persona, que te hace temblar las rodillas, hablar como un estúpido y sentir mariposas en la pansa. De este amor sólo conocemos lo que nos cuentan, las películas, los libros, las revistas, o nuestros propios ojos. Todos lo sentimos alguna vez, aunque fuese a través de una mirada en el patio, un amor amor de colectivo, o en la cola del banco. Creemos que se encuentra cuando dos personas se chocan y juntan las cosas que se les cayeron, se miran a los ojos, él la invita a tomar un café, ella le dice que sí, y 3 años después están diciendo "Sí, quiero". Pero no, a veces no es tán simple, tán fácil o tán poético como Hollywood lo muestra, a veces el amor está ayudandote a meter las bolsas del super en el ascensor, recomendandote que destornillador comprar en la ferretería o limpiandote un virus de la computadora. Contrario a pensar que el amor es para pocos y afortunados, creo que el amor golpea muchas veces la puerta, pero tenemos miedo, de abrir, de contar como nos sentimos realmente, porque después de todo, es alguien desconocido, es como saltar al vacío con los ojos tapados, puede haber piedras abajo, o simplemente alguien que te atrape. Y sí, las piedras son horribles, el desamor es horrible, pero pensá un segundo, porque la duda de "Que hubiera pasado..." es peor que todas las piedras en el corazón.
Hoy el amor me invito a comer papas fritas, y le dije "Tengo que estudiar".
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